Religión en Perú
La religión es un componente esencial de la cultura peruana. El 80% de la población se declara católica. La Iglesia Católica goza de un cierto poder político: la Constitución afirma que el Estado le aporta su "colaboración", se beneficia de la exención de impuestos, los sacerdotes son pagados en gran parte por el Estado, casi la mitad de los centros educativos son gestionados por sacerdotes o monjas, etc. Las imágenes de la Virgen y de Cristo están presentes en todas las escuelas, en todas las comisarías, en todos los hospitales. Aunque se reconoce oficialmente la libertad de culto, un peruano que no tiene religión es generalmente mal percibido en la sociedad.
Sin embargo, en muchas partes del Perú, el catolicismo está fuertemente teñido de creencias y prácticas paganas y prehispánicas: el sincretismo es una característica esencial de la religiosidad andina. Así, las ceremonias y ofrendas a la Pachamama, la Madre Tierra, siguen muy vivas; y muchas procesiones en honor de los Santos son a menudo desviaciones de las ceremonias andinas preexistentes antes de la llegada de los españoles y los sacerdotes. En el campo, los Apus, el espíritu protector de las montañas, Inti, el dios del sol, Killa, la luna, siguen siendo adorados, tejiendo vínculos entre el mundo de abajo, el mundo de en medio (el nuestro) y el mundo de arriba.
Una dinámica reciente que vemos desarrollarse, particularmente en las ciudades, pero también cada vez más en el campo, es la aparición y explosión de movimientos protestantes, evangelistas, testigos de Jehová, mormones, adventistas, que están construyendo templos en cada esquina. A menudo presente en los barrios más desfavorecidos donde la gente ha perdido todas las referencias culturales con el éxodo rural, no es raro ver multitudes que vienen a arrodillarse, llorando y gritando toda la noche.